Cientos de personas se lanzaron a las calles en esta ciudad y otras cercanas para demandar el regreso de los militares a los cuarteles como parte de las protestas contra la asonada del general Abdel Fatah al Burhan.
Los participantes desafiaron a las fuerzas de seguridad, que lanzaron proyectiles reales, granadas lacrimógenas y aturdidoras, y cañones de agua.
Fuentes médicas dijeron que los fallecidos recibieron heridas con proyectiles. Con los de este lunes, el balance de civiles subió a 71 desde el golpe de al Burhan, quien encabeza el Consejo Soberano de Transición, la máxima instancia hasta la celebración de elecciones generales probablemente en 2023.
En tanto, la policía reconoció que el fallecido general de brigada Ali Barima Hammad fue apuñalado el jueves pasado durante protestas cercanas al Palacio Presidencial.
Igualmente, el cuerpo castrense dijo que los manifestantes serán juzgados en virtud de las leyes de excepción vigentes desde el pronunciamiento militar.
Sudán, con 43,5 millones de habitantes, vive una profunda crisis política desde el derrocamiento en abril de 2019 del entonces presidente Omar al Bashir.
Casi un mes después del golpe, el 21 de noviembre, al Burhan y el primer ministro Abdallah Hamdok (preso desde la asonada) firmaron un acuerdo político mediante el cual se dio continuidad a la transición y el segundo recuperó el puesto.
Sin embargo, a principios de enero Hamdok renunció al alegar dificultades para formar gobierno, de las cuales culpó a los militares. Su salida agravó la crisis.
La represión de este lunes coincidió con el inicio de una iniciativa de buenos oficios de la ONU para poner fin a la escalada y reencaminar la transición.
Las consultas, por separado con líderes políticos y de la sociedad civil, las realiza Volker Perthes, enviado especial del secretario general de la Organización de Naciones Unidas, António Guterres.
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