«El grano favorece la principal bebida del mundo, pero sus efectos en las personas siguen siendo inciertos», afirmó el autor Gregory Marcus, jefe asociado de cardiología para investigación y profesor de fibrilación auricular en la universidad de California, San Francisco.
Si bien la mayoría de los análisis observacionales a largo plazo sugirieron múltiples efectos positivos potenciales de ingerir café, este es el primer ensayo aleatorio que evaluó las consecuencias fisiológicas en tiempo real de tal acción, afirmó el científico.
Comprobamos -describió- que el consumo de café se asoció con un aumento del 54 por ciento en las contracciones ventriculares prematuras, un tipo de latido cardíaco anormal originado en las cámaras inferiores del corazón y que se siente como un latido cardíaco salteado.
Sin embargo, detalló, beber más se asoció con menos episodios de taquicardia supraventricular, un ritmo cardíaco anormalmente rápido surgido de las cavidades cardíacas superiores.
«Más actividad física, que parece estar impulsada por el consumo de café, tiene numerosos beneficios, como la reducción de los riesgos de diabetes tipo 2 y varios tipos de cáncer, así como se asocia con una mayor longevidad», remarcó Marcus.
Por otro lado, la reducción del sueño se asocia con una variedad de resultados adversos psiquiátricos, neurológicos y cardiovasculares, explicó.
Los resultados resaltaron la compleja relación entre el café y la salud, escribieron otros participantes del estudio, quienes observaron variantes hereditarias asociadas con un metabolismo más rápido de la cafeína.
Cuanto más lento metabolizaba el café un individuo en función de su genética, más horas de sueño perdían cuando bebían café con cafeína, ejemplificaron.
Los catedráticos intentaron determinar también si los cambios en el ejercicio o el sueño influyeron en los efectos del café sobre los ritmos cardíacos anormales, y descartaron esa asociación.
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