Song Jian, académico de la universidad de Renmin, indicó que la nación asiática aún disfruta de las oportunidades de ese indicador, el cual se refiere al potencial de crecimiento económico cuando en una población los individuos en edad activa (de 15 a 64 años) superan a los de edad inactiva (menores de 14 y mayores de 65).
Pero alertó sobre los cambios en un futuro cercano y la necesidad de enfocarse en los dividendos surgidos de segmentos como las mujeres y los adultos mayores.
El debate sobre el dilema demográfico en China se avivó tras revelarse que en 2021 vinieron al mundo 10,62 millones de bebés, la natalidad cayó por quinto año consecutivo y la tasa quedó en 7,52 por ciento por cada mil personas, o sea, la más baja registrada desde la fundación del país como república.
Aunque todavía es la nación más poblada del mundo, el año pasado solo sumó 480 mil millones de ciudadanos en su parte continental, tuvo 10,14 millones de defunciones, su grupo en edad laboral (16-59 años) descendió por décimo año consecutivo y además registró cinco millones de mujeres menos en edad fértil.
Si bien se vislumbra un fuerte impacto socioeconómico, algunos entendidos aseguran que China puede mantener el progreso económico cimentado en la alta tecnología.
El Gobierno, por su parte, busca revertir la situación con más flexibilización de la política de planificación familiar y ahora permite a las parejas tener hasta un tercer hijo.
Anunció medidas económicas y de bienestar social para incentivar los nacimientos, dejó de aplicar multas a quienes traigan al mundo más descendientes de los permitidos y no tendrá en cuenta la prole para dar acceso a vivienda, inscripción escolar o solicitud de empleo.
Las autoridades prometieron mejorar y bajar el costo de los servicios públicos vinculados a la educación de los niños y el cuidado de los ancianos, reforzar la reproducción asistida, la atención pre y posnatal, y el seguimiento a las gestantes.
Mientras, megaciudades como Beijing, Shanghái y Guangzhou promueven iniciativas como el banco de tiempo, en el cual voluntarios obtienen créditos a cambio de cuidar a los ancianos.
acl/ymr