La jornada, designada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1997, busca crear conciencia y modificar patrones de vida y de consumo causantes del aumento de la temperatura en el planeta.
Una de las herramientas de concertación global que existen para luchar contra ese flagelo es el Acuerdo de París, cuya aplicación comenzó en 2020, tras la finalización de la vigencia del Protocolo de Kioto impulsado por la Convención Marco sobre Cambio Climático.
Su objetivo primero es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el aumento del calor a 1,5 grados Celsius.
Esa batalla constituye una gran emergencia y se ganará o perderá en esta década, cuando ya la Tierra alcanzó temperaturas de 1,2 grados por encima de los niveles preindustriales, reconoció recientemente el secretario general de la ONU, António Guterres.
Debido al cambio climático se estima que 30 millones de personas huyeron de sus hogares en 2020, una cantidad tres veces mayor que las que generan las guerras y la violencia, afirmó el directivo.
“Precisamos una avalancha de acción este año. Todas las economías desarrolladas y en desarrollo con emisiones importantes deben hacer mucho más y más rápido para cambiar las matemáticas y reducir el sufrimiento, teniendo en cuenta las responsabilidades comunes pero diferenciadas”, dijo .
Según refirió, es preciso reducir un 45 por ciento las emisiones globales para 2030 para llegar a la neutralidad del carbono a mediados de siglo.
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