Según la creencia popular desde la víspera de la Fiesta de la Primavera –como también se denomina a este momento del calendario- deben obviarse palabras en las conversaciones de mal agüero como “morir”, “vacío”, “enfermo” o “pobre” y permitirle a los niños hacer travesuras si se quiere tener 12 meses llenos de bonanzas.
En el primer día del año se recomienda no bañarse, lavarse el cabello, sacar la basura al exterior ni barrer la casa para retener las riquezas.
Las decoraciones en rojo y dorado son detalles imprescindibles, porque además de ser colores auspiciosos ayudan a ahuyentar seres malignos como la bestia llamada Nián.
Cuenta la leyenda que el monstruo poseía un aspecto horripilante, feroz y cruel, y vivía en el fondo marino. Pero en el invierno salía con hambre de su escondite, invadía las aldeas y devoraba el ganado, cultivos y hasta los habitantes.
Un día, Nián al ver una pieza de ropa roja y un brillante destello de luz en la entrada de una casa huyó despavorido. Desde entonces se convirtió en costumbre usar ropa, colocar linternas y otros adornos con esos tonos en viviendas, negocios, calles y hasta en los edificios públicos.
Aunque los regalos son parte de la tradición por año nuevo, es un tabú obsequiar relojes porque significa que la persona tiene el tiempo contado.
Pero sí son bien aceptadas las frutas como las mandarinas porque en chino la pronunciación de la palabra es similar a la buena suerte. De hecho, se deben comer en familia durante la cena de Nochevieja o de reunión.
En cuanto al menú de esta etapa del almanaque, es de mal augurio los caldos, sopas u otro plato similar. Lo aconsejable es ingerir pescado y los famosos dumplings, como se llaman a las empanadillas rellenas de carne o vegetales.
Esos y otros rituales se transmiten generación tras generación para esperar con buen pie el cambio de año, que comienza con la primera luna nueva.
La festividad no solo es típica de China y se celebra, bajo distintos nombres y peculiaridades propias, en otros territorios asiáticos.
Por ejemplo, en la Península Coreana se denomina Seollal, para Vietnam es el Tet Nguyen Dan y Mongolia la llama Tsagaan Sar. En la región del Tíbet chino se trata del Losar.
La regencia del Tigre abre un nuevo ciclo y, por su influjo, los chinos esperan vivir una etapa con mayor prosperidad, de mucha acción, creatividad y osadía.
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