Un informe provisional encontró que hasta un cuarto de millón de niños, jóvenes y adultos vulnerables fueron abusados física y sexualmente en instituciones de atención estatales y religiosas de Nueva Zelanda hasta principios del año 2000.
Las alegaciones abarcaron abuso físico, sexual y emocional o psicológico y negligencia, y también se incluyeron la falta de acción sobre los informes y la facilitación del ataque.
Los hallazgos encontraron que desde 1950, mil 350 niños y 164 adultos informaron haber sufrido abuso y la investigación no estableció la edad de otros 167.
Casi la mitad de los reportes (835) alegaban daño sexual contra un niño y el 80 por ciento de todos estaban relacionados con menores de alguna manera.
La mayoría de los hechos denunciados, protagonizados por miembros de ambos sexos de la congregación, ocurrieron en las décadas de 1960 y 1970, y el 75 por ciento ocurrió antes de 1990.
Te Rōpū Tautoko, el grupo que coordina el compromiso de la Iglesia con la comisión investigadora, indicó que esto no representa todos los abusos ocurridos bajo el cuidado de la institución religiosa, pues cubre solo los informes registrados.
La Red de Supervivientes de los Abusados por Sacerdotes dijo que la escala real probablemente sea mucho mayor según la información que tiene de sus miembros, ya que solo uno de cada 12 presenta una queja formal.
Si bien la Iglesia reconoce que se hizo daño, no ha habido cambios sustanciales en los métodos y la cultura de capacitación interna, aseguró la Red.
Por su parte, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Nueva Zelanda, cardenal John Dew, declaró que las estadísticas eran «horrorosas» y algo de lo que la Iglesia estaba «profundamente avergonzada».
Espero firmemente que hechos como estos nos ayuden a enfrentar la triste realidad. La Iglesia aprenderá de esto y afirmará su compromiso con el trabajo de salvaguardia, comentó.
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