Durante la primera reunión del presente año el administrador del PNUD, Achim Steiner presentó los retos de ese organismo, que comprenden el arraigo de las transformaciones, incluso en medio de conflictos, crisis y fragilidad, y la adaptación a un futuro descarbonizado y digital.
Estos desafíos, afirmó Steiner, son el reflejo de los tres ejes de cambio del PNUD: no dejar a nadie atrás, fomentar la resiliencia y apoyar el cambio estructural.
Precisó que como resultado de la respuesta del mundo a la Covid-19, la desigualdad entre países aumentó equivalente a casi un decenio, en tanto más países se enfrentan a niveles históricos de deuda con menos margen fiscal para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
También advirtió que aunque las economías más ricas del mundo probablemente se recuperen este año, decenas de naciones en desarrollo se enfrentarán a un revés por primera vez en dos decenios: su ingreso per cápita del 70 por ciento crecerá más lentamente que en las adelantadas.
El máximo representante del PNUD agregó que el aumento de la pobreza extrema refleja el mapa de disponibilidad de las vacunas, con un desfase de tres a seis meses, en tanto se espera que las limitaciones de la oferta y la inflación en los alimentos y la energía impulsen un aumento temporal de ese flagelo.
Tales condiciones sumarán más personas a los 121 millones más que cayeron en la inseguridad alimentaria aguda en 2021.
Steiner propuso que para cambiar los múltiples cursos de esta pandemia y pasar de la desigualdad a la igualdad es necesario cumplir al menos dos condiciones, el acceso a las vacunas y a la financiación, junto con un impulso sistémico continuo hacia la equidad.
En tal sentido aseguró que el PNUD trabaja junto con otras agencias de la ONU para alcanzar la meta de la Organización Mundial de la Salud de vacunar contra la Covid-19 al menos al 70 por ciento de la población mundial en 2022.
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