La alta funcionaria de la Dirección Normativa de Salud del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, puso como ejemplo el caso de una paciente que identificó como Aurora, de 28 años de edad, que padece esas secuelas.
Dijo que la mujer se contagió en la primera ola de Covid-19 y aún enfrenta múltiples secuelas.
«En tres meses se cumplen dos años de que me contagié, pero me fue peor con las consecuencias. Sufro daño renal, broncoespasmos, inflamación de oídos, caída de cabello y alergias. Mi sistema inmune se volvió loco», indicó la paciente.
La doctora dijo que también presenta niebla mental y, de acuerdo con expertos en neurología de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, es un síndrome neurológico que genera pérdida de memoria, problemas para asociar palabras con los objetos, falta de concentración y dificultad para realizar labores simples.
En entrevista con La Jornada, Ledesma señaló que quienes presenten estos síntomas deben permanecer en seguimiento preventivo y hacerse una exploración general después de la infección.
Respecto de la variante Ómicron, “los malestares suelen ser, aunque no es la generalidad, más leves, y en ese sentido los efectos neurosiquiátricos, neurocognitivos y neurológicos no son tan patentes, pero falta investigación al respecto.
Recordó que, a mediados de 2020, la Organización Panamericana de la Salud emitió la primera alerta epidemiológica sobre las complicaciones y secuelas neurológicas de Covid-19. Señaló que las afectaciones no sólo son a nivel pulmonar, también hay daño al sistema nervioso central.
Sin embargo, fue hasta octubre pasado cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la primera definición clínica oficial de la enfermedad poscovid-19, la cual incluye fatiga, dificultad para respirar, disfunción cognitiva y otros síntomas que repercuten en el funcionamiento cotidiano.
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