Dirigiéndose a los legisladores, Morrison pidió perdón directamente con la exempleada Brittany Higgins, quien dijo que fue violada por un colega masculino en la oficina de un ministro en 2019.
Pido disculpas a la señora Higgins por las cosas terribles que ocurrieron aquí, pero lo siento por mucho más por todos aquellos que vinieron antes que ella y sufrieron lo mismo, dijo el mandatario al describir una cultura de abuso de décadas en los pasillos del poder.
Morrison declaró que durante mucho tiempo se perpetuó un ecosistema donde se normalizó el abuso, el acoso y, en algunos casos, incluso la violencia.
Esto tiene que cambiar. Está cambiando y creo que lo hará, aseguró.
El caso de Higgins se hizo público en enero del año pasado, lo que provocó protestas en todo el país, y los australianos se sorprendieron sobre todo por la forma en que la trataron sus jefes.
Dijo que se sintió presionada a no acudir a la Policía antes de las elecciones de 2019 y describió una “cultura del silencio” en los partidos políticos australianos.
A raíz de sus acusaciones y las de otros miembros del personal que se presentaron después de ella, el Gobierno inició varias investigaciones.
Una de ellas descubrió que una de cada tres personas que trabaja actualmente en lugares de la Commonwealth había sufrido acoso sexual mientras laboraba allí.
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