El suceso es un nuevo capítulo en la reedición de un conflicto de larga data entre ambos países y ocurre en medio del cruce de acusaciones por la muerte de cerca de 20 personas en la zona.
A 95 ascendió en esta jornada el número de migrantes rescatados frente a las costas de los distritos turcos de Bodrum y Datca, en la provincia de Mugla (oeste), según el diario Daily Sabah.
La Guardia Costera confirmó aquí que los indocumentados fueron trasladados a puerto y puestos a disposición de las autoridades migratorias.
Días atrás Ankara confirmó el hallazgo de 19 cadáveres congelados cerca de la frontera con la nación helena.
El presidente Recep Tayyip Erdogan afirmó la semana pasada que demostraría “las prácticas de Grecia de expulsiones en la zona limítrofe”, mientras el Ministerio de Defensa reclamó a Atenas poner fin a sus “prácticas inhumanas en las fronteras terrestres y marítimas».
En tanto el portavoz del Ejecutivo heleno, Giannis Oikonomou, denunció la «instrumentalización» de los migrantes por parte de Ankara, y calificó de «infundadas y falsas» las acusaciones.
La Organización Internacional para las Migraciones contabilizó al menos seis muertes en 2021 en la ruta migratoria terrestre que conecta a este país con la Unión Europea (UE), pero el Gobierno griego niega su responsabilidad en esos hechos.
Ankara y Atenas protagonizan un diferendo antológico que incluye otros puntos de las relaciones bilaterales y que alcanzó su punto más álgido el pasado año en plena pandemia de la Covid-19.
A la crisis migratoria que llevó a miles de indocumentados a situaciones de gran peligro en la frontera común, se unen cuestiones de índole cultural, religioso, económico e histórico que lastran el vínculo bilateral.
En 2021 el control de los recursos petroleros en el mar Mediterráneo centró el diferendo y mantuvo a la región en un contexto de inestabilidad que provocó a injerencia de la UE y otros organismos para su distensión.
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