De acuerdo con Wu Qian, vocero de ese despacho, la decisión de proporcionar a la isla equipos para modernizar el sistema antimisil Patriot, puso en riesgo las relaciones bilaterales de manera general y también constituye una amenaza a la paz y la estabilidad de la zona.
Enfatizó en que se trata de un acto de injerencia en los asuntos internos de China y al mismo tiempo socava su soberanía nacional e intereses de seguridad.
Wu urgió a la Casa Blanca a abstenerse de enviar señales equivocadas a las fuerzas promotoras del separatismo en el territorio sureño, pues es parte inalienable del gigante asiático.
“El futuro de Taiwán yace en su reunificación. La seguridad de Taiwán recae en los esfuerzos conjuntos de los compatriotas de ambos lados del Estrecho (de Taiwán) bajo el principio de Una sola China, y no en las armas vendidas por Estados Unidos”, remarcó.
Finalmente, el portavoz exigió al país norteamericano dar marcha atrás al plan y puntualizó que el Ejército Popular de Liberación procederá con las medidas necesarias en defensa de la soberanía nacional e integridad territorial, y en contra de cualquier complot que impida el retorno de la isla.
Aparte del Ministerio de Defensa, la Cancillería china se pronunció en término similares luego de conocerse la reciente aprobación de la venta de armamentos a Taipéi por 100 millones de dólares.
Dicho paso se inserta en un programa anunciado en 2019 por la Casa Blanca para suministrar equipos de guerra a Taipéi por dos mil millones de dólares.
La comunidad internacional aprobó con 170 votos una resolución en 1971 que considera a la República Popular China el único representante legítimo ante las Naciones Unidas y reconoce a Taiwán como parte inalienable de esta nación asiática.
Para avanzar hacia la completa reunificación del territorio nacional, Beijing defiende también la política de Un país, dos sistemas, aplicado en las regiones administrativas de Hong Kong y Macao.
Sin embargo, los dirigentes de Taipéi se niegan a aceptar ese status.
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