El texto —adoptado este miércoles por 301 votos contra 150— sugiere nuevas reglas para la evaluación, aprobación e inspección de la producción y comercialización de plaguicidas, fijando el plazo para la obtención del registro de estos agrotóxicos en Brasil, además de permitir registrarlos de manera temporal.
La propuesta, cuya discusión se prolonga desde hace 20 años, ya había sido aprobada por el Senado, pero retornará a esta instancia para ser nuevamente analizada antes de proceder a su sanción, tras ser enmendada por la Cámara.
Para los ambientalistas, los cambios pueden traer riesgos para la salud y el medio ambiente, en tanto para la agroindustria la normativa moderniza y da más transparencia al proceso de aprobación de sustancias, que el sector considera lento y costoso, según refirió el periódico Globo.
Actualmente el proceso de registro de plaguicidas es realizado por tres organismos, lo cual en opinión de parlamentarios de la bancada ruralista demora el trámite hasta por ocho años.
Esos son la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), el Instituto Brasileño de Medio Ambiente y Recursos Naturales Renovables (Ibama) y el Ministerio de Agricultura,
Según la propuesta la decisión de permitir nuevos pesticidas sería exclusiva del organismo de Agricultura, en tanto Anvisa e Ibama quedarían para analizar los posibles riesgos de los productos.
El documento también cambia el nombre de plaguicidas por pesticidas, lo cual uniformará la nomenclatura adoptada por Brasil y por los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, de acuerdo con el relator del asunto, diputado Luiz Nishimori, citado por Globo.
Datos publicados muestran que Brasil terminó 2021 con 562 pesticidas liberados, la cifra más alta en la serie histórica iniciada en 2000 por el Ministerio de Agricultura.
De ellos, 33 son inéditos —químicos o biológicos— y 529 genéricos, es decir, son copias de materias primas originales o productos finales basados en ingredientes que ya están en el mercado.
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