Las manifestaciones, cuyo grupo principal es el «Convoy de la Libertad» emplazado en el centro de Ottawa, obstruyen también el flujo en la capital del país, lo que obligó al alcalde de la ciudad, Jim Watson, a declarar el estado de emergencia aquí.
El bloqueo del puente Ambassador de Windsor (Ontario), que conecta Canadá y Estados Unidos a través de Detroit, se mantiene desde el lunes, lo que llevó a las autoridades y a la policía local a solicitar ayuda provincial y federal, reseñó CTV News.
Por el Ambassador circulan habitualmente unos ocho mil camiones al día, cerca del 25 por ciento de todo el comercio transfronterizo, o sea, el equivalente a unos 500 millones de dólares diarios.
Debido a la escasez de piezas causada por el atasco en la frontera, General Motors canceló dos turnos en una planta de Lansing, capital del estado norteamericano de Michigan.
Ford dijo a última hora del miércoles que se vio obligada a cerrar su planta de motores en Windsor y a poner en marcha una de montaje en Oakville, Ontario, con un horario reducido.
Mientras, la policía de Ottawa anunció en Twitter este jueves que pudo «negociar para que una docena de camiones más salieran» de una zona taponada en la capital.
«Quiero ser claro, los que participan en el convoy están perjudicando a los canadienses”, advirtió la víspera el ministro de Seguridad Pública, Marco Mendicino, quien consideró que esas personas “suponen un grave peligro para la economía y están infringiendo la ley, y nadie está por encima de la ley».
El diputado liberal Taleeb Noormohamed propuso incluir un estudio en el parlamento sobre el aumento del extremismo que, de aprobarse, investigará la influencia de los actores extranjeros y nacionales que financian y apoyan ideologías violentas en Canadá.
Las protestas en el país norteño motivaron a ciudadanos de otras latitudes a oponerse contra los mandatos de salud.
De acuerdo con reportes de prensa docenas de camiones y vehículos abandonaron el sur de Francia para dirigirse a París, la capital, donde desahogarían su ira por las políticas de vacunación.
Similares acciones se registraron en Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos, al tiempo que grupos de extrema derecha y antivacunas del mundo amplificaban el mensaje de los manifestantes canadienses en las redes sociales y recaudaron millones de dólares en campañas online.
Una encuesta de Abacus Data del 3 de febrero, arrojó que los más identificados con la protesta son los votantes del Partido Popular, de extrema derecha, que defiende posturas antiinmigrantes, es refugio de quienes rechazan las vacunas y reclaman el derecho a portar armas de fuego.
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