Según la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, esa misión especial “se arrastra deliberadamente a la psicosis militarista impulsada por Washington y se usa como una herramienta para una posible provocación”.
La representante rusa instó a la directiva de la OSCE a detener los intentos de manipulación de su misión y, en su opinión, a evitar que se involucre en los juegos políticos sucios que se preparan a su alrededor.
“Partimos de la premisa de que, en condiciones de tensión artificial, las actividades de vigilancia de la misión, en plena conformidad con su mandato, son más demandadas que nunca”, subrayó.
La propuesta occidental tiene lugar en medio de las tensiones entre Rusia y Occidente en torno a la situación interna en Ucrania y las acusaciones sobre una supuesta invasión de Moscú a ese país, la cual ha sido desmentida en varias ocasiones por el Kremlin.
Este sábado, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, dijo por teléfono al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que la campaña de propaganda de Washington sobre la supuesta agresión rusa contra Ucrania persigue objetivos provocativos.
Lavrov aseguró que tal discurso alienta a las autoridades de Kiev a sabotear los acuerdos de Minsk para la solución pacífica del conflicto en el Donbass y los intentos dañinos de resolver el problema por la fuerza.
Los discursos de políticos, diplomáticos y medios de comunicación occidentales sobre los presuntos planes rusos contra Kiev fueron reiterados durante los últimos dos meses, acciones que denunció Moscú.
El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, alertó sobre la posibilidad de que utilizando como argumento el presumible ataque ruso se produzcan provocaciones para justificar esas palabras.
Según el jefe de la oficina de prensa del Kremlin, los intentos de resolver la crisis en el sudeste de Ucrania por la fuerza tendrán las consecuencias graves.
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