Ambos movimientos suceden en medio de una crisis entre Moscú y Kiev en la zona fronteriza que centra la atención informativa en el orbe tras una arremetida mediática de occidente sustentada en una presunta invasión rusa al país vecino.
Tal posibilidad fue reiteradamente descartada por el Kremlin que en cambio reclama la detención del despliegue militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la zona.
Las tropas germanas reforzarán la presencia castrence de Berlín en un país que protagoniza otro diferendo limítrofe con Belarús desde donde cientos de migrantes intentan cruzar la frontera.
A fines de enero el presidente belaruso, Alexandr Lukashenko, denunció que occidente utiliza medidas unilaterales omo elemento de guerra híbrida.
Pero antes el jefe de Estado acusó a las naciones europeas vecinas de manipular la información sobre los acontecimientos y afirmó que son esos países los causantes de la desestabilización política y el deterioro económico de los Estados de donde provienen los inmigrantes ilegales.
Polonia, Letonia y Lituania denunciaron entonces un aumento del número de indocumentados que intentan entrar desde Belarús, luego que Lukashenko informara que su gobierno no tiene ni dinero ni fuerzas para enfrentar el problema, en particular, por las sanciones occidentales.
En medio de ambos conflictos sucede el viaje de Scholz a Ucrania, donde reiterará a su homólogo Zelenski, solidaridad y apoyo antes de viajar mañana Moscú en busca de una distensión de la situación.
El ejecutivo aAlemán recibió las críticas de sus aliados por la negativa a entregar armas al gobierno de Kiev.
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