De acuerdo con ese texto, hasta octubre de 2021 existían 108 mil 975 personas buscando trabajo, de ellas 57 mil 791 mujeres y 51 mil 184 hombres.
Expertos en materia laboral, como el consultor René Quevedo, consideran que lo más preocupante es que la mayoría de los desocupados son jóvenes entre 20 y 24 años, es decir 32 mil 255 ciudadanos en plena edad productiva.
Quevedo indicó, además, al diario La Prensa que toda la expansión del empleo se da en el sector público. La economía no está generando nuevas plazas, aseveró.
También precisó que entre 2019 y 2021, sobre todo los últimos dos años de mayor azote de la pandemia de Covid-19, se perdieron 238 mil empleos formales privados, incluyendo a los 30 mil trabajadores que fueron reactivados y luego desocupados.
El especialista alertó que las plazas mejor remuneradas se basan en conocimientos, como manejo del idioma inglés y las nuevas tecnologías, de ahí que los requisitos sean más altos.
Al respecto, el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral (Mitradel) indicó que no puede dar certeza de plazas vacantes y las prioridades en el sector privado.
La víspera, el director de empleo del Mitradel, Alfredo Mitre, dijo a Prensa Latina que un emprendimiento que contribuirá a salvar la deuda del Estado y la sociedad con la juventud es el programa Aprender Haciendo.
El funcionario explicó que el proyecto beneficiará a jóvenes que a la hora de aplicar para una plaza le exigen años de experiencia.
En enero pasado, 463 mil personas recibieron la subvención que otorga del Estado en el llamado Vale Digital, justamente dirigido a ciudadanos que no hallan un puesto de labor para sustentar a sus familias.
La incertidumbre mayor que dejó en el istmo el confinamiento debido a la dolencia, a juicio de otros investigadores, fue el bajo ritmo de generación de trabajo y una alta informalidad laboral, que afecta fundamentalmente a los jóvenes.
Estadísticas citadas por varios medios de prensa señalan que de 100 desocupados, 49 tienen entre 15 y 29 años de edad.
Acerca del asunto, un estudio de la consultora británica Pape Group, intitulado Perspectivas en América Latina para 2022, señaló que la salud y las tecnologías son como dinamos que aportan energía a las economías de la región, en lo que Panamá no es una excepción.
De su parte, la calificadora Fitch Rating alertó de la debilidad de la demanda interna en la nación canalera y citó apenas dos esferas como la construcción y el comercio.
El Banco de Desarrollo de América Latina vaticinó por su parte que en un escenario normal para Panamá, de superarse la crisis sanitaria, la demanda adicional de puestos asociados a la digitalización en todas las áreas económicas podría aproximarse a unos seis mil 702 empleos anuales hasta 2024.
acl/ga