El fallo califica de inconstitucional la ley de los hidrocarburos en la norteña región y la declara abolida.
También conminó a las autoridades kurdas a entregar la producción al gobierno federal, en específico al Ministerio del Petróleo, y decretó la nulidad de los contratos sellados por Erbil.
Con el derrocamiento del presidente Saddam Hussein, en 2003, el gobierno del Kurdistán firmó convenios con empresas extranjeras para producir y exportar petróleo sin consultar a Bagdad ni entregar sus ganancias al Ministerio iraquí de Finanzas.
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