Actualmente esa crisis debe superar a la de años anteriores debido a factores agravados como la inseguridad, el aumento de la pobreza por la pandemia de la Covid-19 y el espectacular incremento del costo de los alimentos básicos, lo cual también provoca que el número de desplazados crezca casi un 400 por ciento.
El Sahel, que se extiende al sur del desierto del Sáhara, experimenta una de condiciones más secas en muchos años, lo cual incrementó la cantidad de personas que marchan hacia la inanición de 3,6 millones a 10,5 millones en cinco países: Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger.
El director ejecutivo del PMA, David Beasley denunció, luego de una visita a la región, el sufrimiento de las familias, la expulsión de sus hogares por grupos extremistas, el hambre por la sequía y la desesperación por los efectos económicos de la Covid-19.
“Nos estamos quedando sin dinero, y esta gente se está quedando sin esperanza», advirtió Beasley.
Igualmente, la Organización No Gubernamental Acción Contra el Hambre alertó que en esos cinco países africanos cerca de 35 millones de personas sufrirán inseguridad alimentaria y desnutrición, debido a la crisis aguda de falta de comida y medios de subsistencia, amenaza que consideró debe atenderse con urgencia.
Al mismo tiempo, subrayó que los residentes en esa región se las verán más difícil para conseguir qué comer durante el venidero período de escasez entre cosechas, el cual se extiende de junio a agosto.
Acción contra el Hambre señaló entre las causas de esa situación la persistencia de los conflictos armados en la zona, los que han destruido los medios de vida e impiden el acceso a insumos básicos de millones de habitantes.
Asimismo, anotó a la crisis climática como culpable de las desgracias de los pobladores por las sequías, las inundaciones y la reducción de la biomasa.
En 2021 esa ong advirtió que cerca de 29 millones de personas en el Sahel necesitaban ayuda por la inseguridad alimentaria amenazante.
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