Esas dos organizaciones con sus fuerzas paramilitares fueron incorporadas como dependientes del Ministerio de Asuntos Interiores de Ucrania, y cuentan con importantes redes financieras nacionales e internacionales, entre estas la del magnate judío Ihor Kolomoisky.
La Jornada revela que son parte de las fuerzas paramilitares y militares que combaten contra las milicias en el este de Ucrania, levantadas en aquella parte del país notoriamente más inclinada a una alianza con la Federación de Rusia y no con la Unión Europea.
Son las que resisten ante la avanzada de una extrema derecha que no ha hecho sino crecer en la parte occidental del país y Kiev, la capital.
Agrega que allí se hizo conocida como Euromaidán, la insurrección y derrocamiento del Gobierno legítimamente elegido en 2014, motivado precisamente por la suspensión que había hecho el ejecutivo de Yanukovich del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Ucrania.
Para entender la situación en Ucrania, aconseja La Jornada, lo primero es despejar ciertas dudas y desconocimientos bastante generalizados sobre cuestiones básicas de la historia de ese país. Lo primero: la historia de Ucrania ha estado por más de un siglo fuertemente tensionada por su ubicación geográfica entre Rusia y Europa.
Eso la hizo estar en medio de los conflictos bélicos de altísima intensidad que se iniciaron con la Primera Guerra Mundial (1914-1918), continuaron luego con la guerra civil rusa posterior a la Revolución bolchevique, y se proyectan en la avanzada fascista y nazi y la Segunda Guerra Mundial(1939-1945) después.
Tal contexto explica algo difícil de entender sin aquel elemento: lo que se conoce como nacionalismo ucranio está marcado por el influjo fascista y nazi que levantaron en Europa del este sectores muy reaccionarios de las sociedades de la región, contra la Revolución rusa y movimientos de izquierdas de esos años.
De ahí que las fuerzas que respaldan al Gobierno de Volodymyr Zelensky (iniciado en 2019), siguiendo los pasos y alianzas del predecesor (golpista) Petró Poroshenko (2014-2019), declararon como fecha de conmemoración oficial del nacionalismo ucranio el día del cumpleaños de Stepán Bandera.
Es el líder nacionalista que batalló contra la URSS y colaboró con los nazis a mediados del siglo pasado.
El diario explica que las complicidades que han tenido los Gobiernos occidentales con el ucraniano, tan inclinado hacia una extrema derecha de características notoriamente fascistas y pronazis, ha encendido alarmas hace años.
Pero como suele ocurrir cuando hay intereses económicos y geopolíticos en juego, han sido en general acalladas u omitidas por la prensa privada dominante en Occidente.
De hecho, como se ha denunciado en numerosas ocasiones, el famoso documental Winter on Fire, ampliamente divulgado vía Netflix, prácticamente no hace mención a este componente esencial de la asonada de desestabilización y derrocamiento del Gobierno ucraniano en 2014, siendo que éste fue protagonizado por milicias de un componente fascista y neonazi, que es notorio y explícito.
Las simbologías no están de más, y lo mencionado sobre Stepán Bandera no es lo único. El escudo del batallón Azov consta de una runa wolfsangel estilizada, y detrás de esta, un sol negro, ambos símbolos profusamente utilizados en la Alemania nazi, entre otros, por divisiones enteras de las SS o Waffen SS, el cuerpo de élite del Ejército de Hitler.
Es por eso que a nadie le debiera extrañar que en las sucesivas votaciones que ha habido en la Asamblea General de la ONU de una resolución contra la glorificación del nazismo y otras formas de discursos de odio racial, los votos en contra han sido de Estados Unidos y de Ucrania.
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