A pesar de esa evidencia, reveló que solo dos por ciento del gasto económico se destina para atender los problemas mentales, que se agravaron durante la pandemia no solamente en México, sino en el resto del mundo.
Advirtió que esta situación de precariedad de recursos para tratar esa tendencia la puede agravar ya que en la mayoría de los países prefieren destinar dinero para enfermedades que provoquen muertes y no priorizan la salud mental.
Consideró que las personas que presentan problemas mentales no los desarrollaron durante la pandemia, ya que en la mayoría de los casos son asuntos que vienen acarreando previo a la alerta sanitaria, pero se acentuaron durante estos momentos de crisis.
Ya sea por el confinamiento o por el duelo de haber perdido a un ser querido o el trabajo, muchas personas han desarrollado ansiedad y depresión, lo que los lleva a sentir un malestar que creen que pueden erradicar haciéndose daño o suicidándose.
López Montoya pidió a la ciudadanía que en vez de juzgar a las personas que presentan estos problemas mentales mejor les ayuden llevándolos con especialistas o escuchando y considerando su malestar como algo real.
El suicidio es prevenible solo hay que tomar en serio las alertas y los síntomas que presentan las personas, expresó y agregó que, incluso, en la Facultad de Psicología de la UNAM se brindan tratamientos para ayudar a las personas que presenten algún tipo de enfermedad mental.
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