«Han pasado 33 años desde que el pueblo se alzó contra el plan de recolonización más ambicioso que se había planteado en 200 años. Estamos constituidos de una poderosa conciencia histórica del pasado, presente y futuro. ¡Recordemos “El Caracazo”!», escribió el mandatario en la red social Twitter.
Corría el año 1989 y el país suramericano se hundía en una grave crisis económica, que el entonces presidente Carlos Andrés Pérez intentaba «salvar» aplicando un paquete neoliberal del Fondo Monetario Internacional.
Los anuncios del ex jefe de Estado derivaron en fuertes protestas, disturbios, saqueos, manifestaciones de rechazo, revuelta que terminó en una de las mayores masacres sociales del siglo XX en América Latina.
Esta acción se conoce como la primera protesta firme de los habitantes de un país latinoamericano en contra del FMI y sus políticas de hambre, que hundieron al país en la desigualdad, el desempleo y la pobreza crítica producto de la desidia de los regímenes de los gobiernos neoliberales.
Pérez intentó frenar la protesta popular suspendiendo algunas garantías constitucionales y ordenando la represión, pero la población se mantuvo en la calle en su aspiración de detener la implementación de las medidas económicas anunciadas.
El 28 de febrero, el Gobierno reaccionó ante la protesta con el plan Ávila, mediante el cual ordenó a la Guardia Nacional y al Ejército acabar con la revuelta y permitiéndoles el uso de armas de fuego, como consecuencia, se desató una brutal represión contra la población.
De acuerdo con cifras oficiales, los hechos de finales de febrero y principios de marzo de 1989 dejaron unos 300 muertos y más de mil heridos, pero reportes extraoficiales señalan que hubo unas dos mil fallecidos, miles de lesionados y un sinnúmero de desaparecidos.
Ese levantamiento popular marcó la historia del país y fue el germen del alzamiento militar del 4 de febrero, liderado por el entonces teniente coronel Hugo Chávez.
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