La realidad de millones de víctimas de violaciones atroces de los derechos humanos continúa deteriorándose, se les niega la justicia, mientras la cultura de la impunidad está cada vez más arraigada, afirmó al intervenir en el 49 período ordinario de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, que se desarrolla en Ginebra.
Esta sala ha sido testigo de declaraciones escandalosas que justifican violaciones y crímenes de guerra y de lesa humanidad, muchos de ellos cometidos contra el pueblo palestino, subrayó en su discurso, publicado por la agencia oficial de noticias Wafa.
Pero, lamentó, “la rendición de cuentas se busca a gritos cuando es políticamente conveniente y se lucha contra ella con tanto fervor cuando el culpable es políticamente favorecido”.
El pueblo palestino sufre desde hace mucho tiempo las injusticias y frustraciones de estos dobles raseros, en los que a Israel, la potencia ocupante, se le otorga un estatus indefendible de trato excepcional que le permite seguir cometiendo crímenes con total y abyecta impunidad, criticó.
En ese sentido, alertó que cientos de familias palestinas en Jerusalén Este y en otras zonas de Cisjordania viven con la ansiedad de ser desalojados en cualquier momento por los militares de ese país.
Las autoridades de ocupación arrasan tumbas palestinas en esa urbe para construir un parque mientras los colonos asaltan la Explanada de las Mezquitas, tercer lugar más sagrado del Islam, condenó.
Por su parte, resaltó que los niños y ancianos palestinos son detenidos, torturados y asesinados por Israel, cuyas autoridades no enfrentan ninguna condena.
Cientos de nuestros compatriotas están recluidos “sin cargos ni juicio y obligados a recurrir a huelgas de hambre prolongadas y potencialmente mortales para exigir su libertad. Literalmente mueren de hambre por la libertad”, manifestó.
En respuesta a esos crímenes, la comunidad internacional le otorga a nuestro pueblo poco más que declaraciones retóricas de preocupación mientras protege al ocupante, apuntó.
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