Polonia, Hungría, Moldavia, Eslovaquia y Rumanía son hasta ahora los principales receptores y en pocos días esa cifra llegó un tercio de los que abandonaron el país desde 2014 cuando el golpe de estado contra el entonces presidente Viktor Yanukovich.
El éxodo sucede pese a que el Kremlin reiteró que la presencia de sus tropas en la nación vecina no está dirigida contra ciudades ucranianas ni pone en peligro a la población civil, sino que busca inutilizar la infraestructura bélica. Pero varias naciones europeas, alineadas con la postura de Occidente, se apresuraron a evacuar sus sedes diplomáticas en Kiev y aumentaron los efectivos militares en la zona.
La oficina de la ONU que encabeza Grandi y el gobierno ucraniano estiman que cinco millones de personas, casi la décima parte de la población nacional, podrían abandonar el país durante el conflicto.
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