Según el hallazgo difundido por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la serie de grandes fuegos que azotaron a Australia en 2019 y 2020 desencadenaron reacciones químicas estratosféricas perjudiciales para la sustancia protectora.
De acuerdo con el reporte divulgado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, hace dos años, el equipo investigador del fenómeno advirtió un acentuado descenso del dióxido de nitrógeno en la estratosfera, el primero de los pasos de una cascada de procesos químicos cuyo resultado es el agotamiento del ozono.
Notaron, además, cómo este decrecimiento se vincula de manera directa con la cantidad de humo liberado por los incendios en la estratosfera.
En suma, determinaron que la química inducida por la humareda provocó una disminución de la columna de ozono en un uno por ciento.
Los expertos concluyeron que los perjuicios de los fuegos acontecidos en Australia entrañaron un retroceso de 10 años de trabajo en relación a la disminución de la pérdida del gas protector de la Tierra.
“El fenómeno australiano parece ser el mayor hasta ahora, pero a medida que el mundo sigue calentándose, hay muchas razones para pensar que estos fuegos serán más frecuentes y más intensos», destacó en un comunicado la autora principal, Susan Solomon, profesora de Estudios Ambientales en el MIT.
Si los futuros incendios forestales son más fuertes, como se prevé que ocurra con el cambio climático, la recuperación prevista del ozono podría retrasarse años, señalaron los estudiosos.
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