“Vamos a librar una guerra económica y financiera total contra Rusia”, advirtió Le Maire, agregando que querían provocar “el colapso de la economía rusa” mediante todo tipo de sanciones, que “deben golpear rápido y duro” y ser mantenidas hasta que las tropas rusas se retiren de Ucrania, dijo.
Al tiempo reconoció que quien sufrirá los efectos de las sanciones será el pueblo ruso, mientras que Moscú comenzó a prepararse para mantener la estabilidad económica y financiera tras la aplicación de medidas contra los máximos representantes del Estado y el gobierno, así como contra empresarios, bancos y aerolíneas del país.
Expertos alegan que esas medidas también afectarían a otras naciones y advierten que más del 40 por ciento del gas utilizado en la Unión Europea procede de Rusia, al igual que el petróleo, y que desde 2014 esta dependencia esencial se incrementó, algo que no va a cambiar a corto plazo.
Le Maire también anunció que se reunirá con los líderes de las empresas francesas Total Energies y Engie, ambas con presencia en Rusia, para presionarlos y que abandonen sus inversiones en el país, lo que supondría pérdidas multimillonarias para estas firmas energéticas, y también para otras como Renault, Danone, Auchan o la corporación financiera Société Générale.
Según el profesor de Economía Aplicada, Carlos Sánchez Mato, las sanciones contra Rusia son un búmeran que impactarán a la UE si continúa subordinada a los intereses geoestratégicos de EEUU y opta por acorralar a una potencia nuclear como Rusia y autosuficiente en producción de una energía que Europa necesita.
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