Al inaugurar en Costa Rica la quinta reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, Bárcena significó que en 2021, más de un tercio de la población latinoamericana vivía en la pobreza, en total 201 millones de personas, por lo que se requiere una nueva arquitectura financiera internacional.
Ello es necesario para apoyar las políticas de inversión, lo que incluye ampliación y redistribución de la liquidez mundial, fortalecimiento de los bancos de desarrollo y medidas de reducción de la deuda un tercio de las 111 metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible están en grave marcha atrás.
«Estamos ante un verdadero cambio de época porque se conjugan problemas estructurales y coyunturales, la región más golpeada por la pandemia de la Covid-19 con cerca del 31 por ciento de la mortalidad mundial por esa enfermedad.
Bárcena significó que el acceso a vacunas es una de las tendencias más nacionalistas en estos días, y aunque la región no va mal con un 66 por ciento de su población inmunizada hay grandes diferencias entre países, condiciones que afianzan las desigualdades con retrocesos equivalentes a dos décadas.
Añadió que el desarrollo es hoy el gran perdedor en un continente que fue muy golpeado por la crisis de 2008-2009, de la cual aun no había salido cuando llegó la Covid-19, y adelantó un 2022 con una desaceleración del Producto Internco Bruto del 2,1 por ciento.
Se trata de un problema coyuntural pero también estructural por las fuertes presiones inflacionarias, menos recursos fiscales, subida de tasas de interés, baja productividad, poca inversión, alta informalidad y elevado desempleo.
La recuperación pos Covid-19 sigue el modelo de desarrollo que ya había mostrado sus limitaciones estructurales, que impone costos crecientes y aleja la consecución de los Objetivos de Desarrollo sostenible, apuntó.
También estamos frente a una urgencia de inversiones estratégicas en sectores que consoliden empleos y disminuyan la huella ambiental, lo que refuerza la idea de la necesidad de una década de acción para transformar el modelo de desarrollo con base en un multilateralismo eficaz.
Dichos propósitos requieren el fortalecimiento de la solidaridad internacional y de la banca regional y organismos fuertes, para transitar a un multilateralismo que pueda reestructurar las relaciones de poder económico y social y que imponga al desarrollo frente al énfasis excesivo de la liberalización de los mercados.
Se trata de levantar una voz común de igualdad, justicia social, paz, cercanía, integración igualdad, sostenibilidad, en la democracia y paz porque estamos en la región que decidió no tener ejércitos, pero si redoblar su audacia y rebeldía.
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