La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, llamó la atención sobre los documentos obtenidos por Moscú de los laboratorios biológicos ucranianos que certifican la destrucción urgente, el 24 de febrero, de patógenos peligrosos de la peste, ántrax, tularemia, cólera y otras enfermedades mortales.
“Eso se hizo para evitar que se descubrieran violaciones del artículo 1 de la CABT por parte de Ucrania y Estados Unidos”, indicó en un comunicado.
Según la funcionaria, la información confirma la validez de las quejas de Moscú respecto a las actividades militares y bacteriológicas de Estados Unidos y sus aliados en los países de la antigua Unión Soviética en violación de esa convención.
El pasado lunes, el jefe de las Fuerzas de Defensa de Radiación, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, Ígor Kirílov, declaró que en Ucrania operaba una red de más de 30 laboratorios biológicos que trabajaban para la Agencia de Reducción de Amenazas, al servicio del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Informó que el 24 de febrero, con el inicio de la operación militar rusa, estos centros recibieron una orden del Ministerio de Salud de Ucrania para destruir completamente los bioagentes en los laboratorios, reportó la agencia de noticias TASS.
Apuntó que la orden fue destruir de forma irreparable de las colecciones, ya que es presumible que lo necesario para continuar con la implementación del programa biológico militar ya fue retirado del territorio ucraniano.
Amplió que entre las prioridades de estos laboratorios está el monitoreo de la situación biológica en las presumibles áreas de despliegue de contingentes militares de los Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Según el jefe militar, otra es la recolección y exportación a Estados Unidos de cepas de microorganismos peligrosos. La tercera dirección de trabajo es la investigación sobre el estudio de posibles agentes de armas biológicas, específicas de la región, que tienen focos naturales y pueden transmitirse al hombre.
Detalló que según el análisis de las muestras destruidas, los biolaboratorios en la ciudad ucraniana de Lvov trabajaron con patógenos de la peste, el ántrax y la brucelosis, mientras los centros en Járkov y Poltava investigaban los de difteria, salmonelosis y disentería.
“La nomenclatura y el exceso de biopatógenos atestiguan el trabajo realizado en el marco de los programas biológicos militares”, significó.
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