Mañana y el viernes los líderes comunitarios bajo la batuta de esa nación, que ocupa la presidencia pro témpore del Ejecutivo regional, deberán validar las nuevas normativas, que incluyen restricciones al sector marítimo y excluirán a tres bancos belarusos del sistema Swift.
La escalada de sanciones contra Moscú desde la UE aumenta y busca la asfixia económica rusa en medio de la operación militar que ese país lleva a cabo en el Donbass con el objetivo declarado de inutilizar la infraestructura bélica y proteger la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, según el Kremlin.
Una solución pacífica reclamada por la comunidad internacional parece distante y el éxodo de refugiados escala cifras sin precedentes.
El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi, informó la víspera que el número de migrantes ucranianos en la UE superó los dos millones.
A través de su cuenta en la red social Twitter Grandi comunicó además que visitó Rumania, Moldavia y Polonia, tres países fronterizos con Ucrania, y que albergan a gran cantidad de esas personas.
Antes el Alto Representante para Política Exterior del bloque, Josep Borrell, dijo que la rapidez con la que se alcanzó esa cifra constituye un récord desde la II Guerra Mundial y pidió apoyar con «más fondos, más capacidad de acogida, más alimentos y más recursos educativos» a las naciones de destino ante el “importante flujo que se prevé”.
Por su parte el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Çavusoglu, comunicó la víspera que delegaciones de Rusia y Ucrania se reunirán mañana en su país.
La cita tendrá como escenario la turística provincia de Antalya, y asistirán los cancilleres Serguéi Lavrov, su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba, y el propio Çavusoglu.
Como paso previo se desarrolló «un denso tráfico diplomático», incluida una conversación telefónica entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su par ruso, Vladímir Putin.
Çavusoglu abogó a finales de febrero por la vuelta a las negociaciones y afirmó que no está dispuesto a “renunciar” a sus vínculos con ambos países a pesar de la escalada de tensiones.
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