Se trata de la famosa calle Qianmen, el eje de compras más popular de la urbe durante las dinastías Ming y Qing que fue reabierto en 2008 tras una exhaustiva restauración y ahora alterna establecimientos, productos y restaurantes antiquísimos con negocios similares de la época moderna.
Actualmente es un espacio floreciente, visitado a diario por miles de turistas.Las tiendas, con sus características heredadas de las generaciones anteriores, y sitios como el restaurante Quanjude, uno de los dos más famosos de la ciudad por preparar el auténtico pato laqueado, atraen a los visitantes.
En Qianmen nacieron y siguen en existencia muchas marcas nacionales de larga data: Tongrentang, la farmacia tradicional; Ruifuxiang, tienda de seda; Zhangyiyuan, dedicada al té, y Neiliansheng, un establecimiento de calzado abierto desde 1853.
Estatuas de bronce hechas a escala natural cuentan la historia de esta arteria comercial de 840 metros de largo, los cuales pueden recorrerse a pie o en el tranvía Dangdang, que tiene el mismo aspecto de aquellos en circulación entre 1924 y 1966.
Su puerta Zhengyangmen es la mayor del país, figura entre los últimos vestigios de la antigua muralla de la ciudad y da acceso a la emblemática plaza de Tiananmen.
Los atractivos de Qianmen se complementan con los hutongs situados a su alrededor y consolidados como otro sello indisputable de la riqueza y variedad cultural de Beijing.
(Tomado de Orbe)