El encarecimiento mundial, que venía con picos de varias décadas en muchos países por la reactivación económica, tendrá un incremento de 2,47 por ciento de lo que hubiera aumentado sin la crisis en Europa del Este.
Según explicó un documento valorativo de la situación en Europa del este, el considerable incremento de las cotizaciones de las materias primas se debe a que Rusia y Ucrania representan una tercera parte de todas las exportaciones mundiales de trigo.
También son importantes productores de fertilizantes, de los que dependen países como Colombia, y de metales utilizados en la industria, como el níquel y el paladio.
De acuerdo con la OCDE las menores exportaciones de trigo, maíz y fertilizantes desde esa región elevaría el hambre y la inseguridad alimentaria en todo el mundo.
A ello se suma la carestía de los metales, que podría prolongar las afectaciones sobre el golpeado mercado de chips y tendría consecuencias sobre otras industrias, como la fabricación de aviones y automóviles.
Con el incremento de los costos sobre una inflación ya en alza, la OCDE recomendó a los bancos centrales empezar a normalizar su política monetaria y prepararse para mantener el funcionamiento de los mercados financieros, en dado caso que tengan que intervenir si aumentan las tensiones.
En relación con los precios energéticos dijo que el principal afectado será Europa, ya que depende en gran medida de las importaciones de energía desde Rusia, de donde sale alrededor del 16 por ciento del gas natural del mundo y el 11 por ciento del crudo.
Cerca del 27 por ciento de las importaciones de petróleo de la Unión Europea, 41 por ciento de las de gas natural y 47 por ciento de las importaciones de combustible sólido provienen de Rusia.
Entre las regiones que resultarán más golpeados por la inflación de alimentos y de la energía están Estados Unidos, América Latina y varias economías de Europa central y del este.
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