En entrevista exclusiva con Prensa Latina, el oficial de nutrición de la oficina regional de FAO para Mesoamérica y el país canalero, Israel Ríos, explicó que los diversos programas combaten la obesidad pero desde la soberanía y seguridad alimentaria ante una avalancha en el mercado de los llamados productos chatarra.
Avalado en la Constitución panameña, en su artículo 56, y reconocido por Naciones Unidas desde 1948, el derecho de las personas a tener acceso a suficientes alimentos, implica también que sean adecuados, nutritivos y con respeto a la cultura local, señaló.
En nuestros países de América Latina y el Caribe y en lo particular en Panamá las estrategias apuntan además al bienestar social, para lo cual la alimentación es primordial y, por supuesto las políticas públicas de combate al sobrepeso.
Al respecto, Ríos mencionó el respaldo que ofrece la FAO a la confección por parte del Ministerio de Salud de guías alimentarias, sobre todo lo relacionado con los menores de dos años y la lactancia materna, el primer acto de soberanía alimentaria, consideró.
También refirió el programa Estudiar sin Hambre, según la Ley 115 de 2019, que establece la compra de´producción local para las comidas en las escuelas.
De otra parte, alabó el apoyo a sistemas productivos en las comarcas indígenas que garanticen su subsistencia, pero también la posibilidad de bienestar económico ofreciendo sus excedentes a las escuelas de todo el país.
Desde enero de 2020 una comisión de la Asamblea Nacional (Parlamento) valora el proyecto de Ley 265, sobre el etiquetado frontal de los alimentos sobre advertencia nutricional.
Al respecto, Ríos catalogó como cardinal la iniciativa presentada al legislativo por organizaciones como el Movimiento de Alimentación Saludable, la Asociación Panameña de Nutricionistas y Dietistas; y la Fundación Panamá Saludable, entre otras.
Se trata de una herramienta simple, práctica y eficaz para informar al consumidor sobre productos que pueden dañar la salud y ayudar a orientar las decisiones de compra, como sucede hoy en Ecuador desde 2014; y en Chile desde 2016, entre otras naciones del continente.
El etiquetado no es más que una serie de sellos que indican si los productos contienen excesiva cantidad de azúcar, grasas y sal, aclaró.
El identificar fácilmente estos sellos, dijo, permitirá al consumidor tener el derecho de saber qué está ingiriendo u ofreciendo a los miembros de su familia.
La medida busca que las compras sean informadas, pues existen fuertes campañas de mercadeo que promocionan productos empacados y bebidas azucaradas, sobre todo dirigidas a los infantes, en momentos en que el sobrepeso y la obesidad alcanzan cifras récord en Panamá.
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