Por Julio Fumero
Periodista de Prensa Latina, excorresponsal en Paraguay
Condujo ese hecho a una de las mayores movilizaciones ciudadanas en el país, conocida como el Marzo Paraguayo, cuya consecuencia inmediata fue una masacre, sobre todo de jóvenes, y la caída del mandatario Raúl Cubas. Argaña llegó al cargo de manera fortuita, pues no estaba en los planes del Partido Colorado para las elecciones de 1998 que llevaba la fórmula del general retirado Lino Oviedo y Cubas, en ese orden.
Oviedo, ayudante de quien figuró como la cabeza del golpe a Stroessner (1954-1989), Andrés Rodríguez, quedó al mando de los antiguos negocios del Ejército, los mismos aupados por el régimen stronista.
Tiempo después de instalarse en el poder, Juan Carlos Wasmosy (1993-1998) separó del mando castrense a Oviedo, quien intentó una sublevación en 1996 para derrocarlo y posteriormente fue condenado por la Justicia Militar a 10 años de cárcel.
De esa forma, el exgeneral quedó inhabilitado para correr por la presidencia.
En su lugar los colorados elevaron a Cubas como candidato y ubicaron como compañero de fórmula a Argaña, un hombre respaldado por el movimiento Reconciliación Colorada, históricamente vinculado con altas autoridades de la dictadura.
Tras la victoria electoral, esa dupla entró al Palacio de Gobierno el 15 de agosto de 1998.
Tres días antes de ocupar el poder, Cubas, mediante la figura de conmutación de penas, decretó la liberación de Oviedo, quien incluso fue exonerado de cargos porque el mismo tribunal que lo había sentenciado entonces declaró su inocencia.
Ese proceder del jefe de Estado, incluso en contra del poder Judicial, empezó a enrarecer el ambiente político, con los eufóricos oviedistas por una parte y una ofendida oposición por la otra.
ASESINATO
Pocos días después de cumplir siete meses como vicemandatario, Argaña fue ultimado a balazos, a plena luz del día, por una suerte de comando paramilitar de tres miembros fuertemente armados.
El alto funcionario salió de su residencia a cumplir una jornada normal de trabajo y el conductor siguió el camino habitual de cada día para llegar a la sede de la vicepresidencia, en el centro de Asunción.
De acuerdo con declaraciones recogidas posteriormente por la Policía, la Justicia y la Comisión Bicameral de Investigación del Congreso, en el trayecto otro vehículo se interpuso ante el suyo, del cual se bajaron los atacantes y comenzaron a disparar inmediatamente.
Según relatos de la época, el chofer trató de sacar el carro de la balacera pero lo estrelló contra un muro y ya fue presa fácil, pues uno de los criminales pudo colocar cuatro balas en la víctima, hasta entonces ilesa, una de las cuales bastaba porque le atravesó el corazón.
Hubo una versión torcida circulante, sin saberse su origen, al afirmar que ya Argaña estaba muerto desde el día anterior y era su cadáver el que ocupaba el auto, en una especie de artimaña montada, pero eso fue rápidamente desmentido por uno de sus hijos.
Lo inmediato fue que todo apuntaba hacia Lino Oviedo como el autor intelectual del atentado.
En la propia noche del hecho sangriento comenzaron las manifestaciones para exigir la renuncia de Cubas y el encarcelamiento del exgeneral. La crisis estaba planteada.
Al caer la tarde del día 26 la Policía reprimió a los opositores a Oviedo y los desalojó de la plaza donde llevaban a cabo su protesta, pero posteriormente se reagruparon y respondieron hasta hacer retroceder a los agentes y a los adherentes del exmilitar y Cubas, para ocupar completamente el sitio.
MASACRE
Después se produjo lo que se conoce como la masacre del Marzo Paraguayo, cuando siete manifestantes fueron asesinados por francotiradores.
En las Fuerzas Armadas Oviedo perdió el control y en el gobierno un desorientado Cubas terminó dimitiendo el 28, con lo cual se cerraba otro capítulo de la calificada como traumática transición paraguaya.
Oviedo huyó del país, Cubas se refugió en Brasil y asumió la presidencia Luis González Macchi por su condición de titular del Senado, para concluir el quinquenio de su antecesor e iniciar una administración que continuó por los mismos cauces de impopularidad a causa de la crisis económica agravada durante su mandato.
Tras meses de permanecer prófugo, el 12 de junio de 2000 Oviedo fue capturado en Foz de Yguazú, Brasil, pero le concedieron la condición de asilado.
Cuatro años más tarde retornó a Paraguay y decidió someterse por propia voluntad a la Justicia, para enfrentar los cargos acumulados en su contra por el intento de golpe de 1996 y los crímenes del Marzo Paraguayo. Fue detenido y trasladado a una prisión militar en las afueras de la capital.
No obstante, poco estuvo tras las rejas, pues sucesivos Habeas Corpus presentados y admitidos por la Corte Suprema de Justicia le otorgaron la libertad provisional, tanto en el proceso del asesinato del otrora vicepresidente como en el de la masacre.
Los familiares de las víctimas del Marzo Paraguayo aseguraron entonces que la Justicia se plegó a los elementos corruptos bajo los cuales se cobijaban Oviedo y sus seguidores, y así favoreció la impunidad de quienes ordenaron los crímenes.
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