La fuerza checa se dispersará en Eslovaquia hasta el 30 de junio de 2023, a pesar de las constantes denuncias de Rusia de que el aumento de los efectivos de la OTAN cerca de sus fronteras atentan contra la seguridad nacional.
El pasado 24 de febrero, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, anunció el lanzamiento de una “operación militar especial” en Ucrania, con el objetivo de desmilitarizar y desnazificar ese territorio.
Tras esa fecha la Unión Europea, sus aliados de Occidente aprobaron un grupo de sanciones dirigidas expresamente a “desestabilizar la economía rusa”.
Por su parte, Jens Stoltenberg, secretario general del bloque militar, anunció el despliegue de batallones de combate en Eslovaquia, Hungría y Rumanía, naciones fronterizas con Ucrania, así como en Bulgaria, en el este europeo.
Según expertos estas acciones solo podrían aumentar las tensiones entre la alianza y Rusia.
Por otro lado, el Parlamento eslovaco aprobó un grupo de combate de dos mil 100 soldados de Alemania, Eslovaquia, Polonia, Eslovenia, Estados Unidos, Países Bajos y República Checa, bajo la dirección de este último país.
La ministra checa de Defensa, Jana Cernochova, señaló que “enviar tropas a Eslovaquia es de gran importancia a nivel simbólico”.
“Se trata de un paso hacia el fortalecimiento de nuestra cooperación militar a largo plazo”, indicó Cernochova.
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