“Estoy pidiendo una de las mayores inversiones en nuestra seguridad nacional en la historia, con los fondos necesarios para garantizar que nuestras fuerzas armadas sigan siendo las mejor preparadas, mejor entrenadas y equipadas del mundo”, destacó Biden, algo que no es un guiño a los sectores militaristas sino una apuesta a la guerra.
El mandatario propone aumentar el presupuesto militar a más de 800 mil millones de dólares al año, citando la invasión rusa de Ucrania como justificación para un mayor gasto en el Departamento de Defensa
Las inversiones en seguridad nacional y las acciones de Estados Unidos en otros territorios son las prioridades del proyecto presupuestal 2023 que Biden dio a conocer, pero quienes serán los más afectados, ¿los programas sociales o las medidas para combatir el cambio climático?, es la pregunta de muchos.
El plan incluye seis 900 millones de dólares para la Iniciativa Europea de Disuasión, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y fondos destinados a enfrentar las acciones de Rusia en Ucrania, algo que contrasta con los peligros inflacionarios que tocan la puerta de los estadounidenses.
Destaca que las agencias como el FBI y el Servicio de Alguaciles tendrán más recursos para combatir los delitos violentos, un fenómeno que se hizo endémico en el país.
“El presupuesto que publico hoy envía un mensaje claro de que valoramos la responsabilidad fiscal, la seguridad en el hogar y en todo el mundo”, afirmó el mandatario.
El plan de gastos de Biden que toca la crisis en Ucrania, olvidó algo. Los estadounidenses de a pie están preocupados hoy por la guerra contra la inflación, un “daño colateral” a decir de los estrategas de Washington.
Sin embargo, la inflación de los precios al consumo se encuentra ahora en máximos de 30-40 años, según un discurso del presidente de la Reserva Fedral, Jerome Powell, y aún están por llegar peores marcas, las que sin dudas, opinan analistas, serán un serio valladar para los planes demócratas de mantener la mayoría en el Congreso en noviembre.
Los efectos de la pandemia de la Covid-19 y ahora el conflicto de Ucrania hacen que los precios de la energía y los alimentos alcancen máximos históricos, y los votantes miran su cartera y no asuntos de política externa, y menos alejados de sus fronteras.
La guerra en Ucrania aumentó los precios de las materias primas, su mayor subida desde 1970, provocando una oleada de preocupaciones entre los votantes estadounidenses.
El precio del trigo, por ejemplo, subió un 60 por ciento desde febrero y los de los alimentos son ahora más altos que durante la crisis alimentaria mundial de 2008, que empujó a 155 millones de personas a la pobreza extrema en el mundo.
La inflación anual de los precios al consumo se sitúa ahora en el 7,9 por ciento en Estados Unidos algo que será nefasto para Biden pese a los aparentemente buenos resultados de la economía estadounidense al mantener los niveles de desempleo bajos.
Los números que muestran las encuestas deberían inquietar a la Casa Blanca. Un sondeo de NBC News divulgado este domingo determinó que ocho de cada 10 estadounidenses expresaron su preocupación de que la guerra en Ucrania propiciará un incremento en los precios de la gasolina y posiblemente involucren armas nucleares.
Mientras, una abrumadora mayoría dijo creer que el país va en la dirección equivocada y desaprobó el manejo de la economía por parte del presidente, dijo NBC News.
El 71 por ciento de los encuestados cree que el país va en la dirección equivocada, en contraste con 22 por ciento que cree que va en el sentido correcto.
Entonces, opinan analistas, por qué un presupuesto de guerra.
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