La más reciente situación en el seno de esa organización ocurrió la semana pasada cuando el diplomático nicaragüense Arturo McFields criticó a su propio gobierno durante una sesión del Consejo Permanente de la OEA.
«Lo que pasa en Nicaragua supera mis pocas capacidades diplomáticas», aseguró McFields, quien había sido nombrado por Managua en octubre de 2021 como representante permanente ante el organismo.
El gobierno nicaragüense descalificó a través de un comunicado oficial tales declaraciones y alegó que McFields no representa a su país, pues el embajador acreditado ante la OEA es Francisco Campbell.
El hecho, catalogado por analistas como traición, fue una explosión mediática utilizada por la referida organización para echarle más leña al fuego del desprestigio contra el gobierno sandinista.
“Han tratado de explotar la traición de Macfilds en función de demostrar que la crítica que puedan tener hacia nuestro país es válida. Pero eso es una bomba fabricada que tiene su tiempo de explosión y tiene su tiempo de ruido”, explicó a Prensa Latina el analista en temas internacionales Manuel Espinoza.
El especialista argumentó que la OEA utiliza como sistema la reproducción de mentiras para generar confusión en el pueblo y desacreditar “todo lo que estamos haciendo por la región”.
A juicio de Espinoza, están insistiendo en mantener en los medios de difusión masiva las declaraciones de Macfilds, por lo cual van a seguir entrevistándolo por doquier con el mismo tema hasta que ellos mismos se aburran.
“Por suerte para los amigos de la verdad, la mentira fabricada desde la OEA para con Nicaragua ha dilatado muy poco. Se pudo haber tenido resonancia en la región, pero prácticamente fue nula”, comentó.
¿Pudiera influir lo ocurrido con McFields en la correlación de fuerzas de la OEA contra Nicaragua?
En respuesta a esta interrogante, el también director del Centro Regional de Estudios Internacionales recordó que en el seno de la OEA muchos países se abstienen, mientras otros votan de manera condicionada bajo la presión de Estados Unidos y de sus élites gubernamentales.
“Hay una correlación de países que plenamente están identificados con Nicaragua y muestran siempre una cara hidalga de su política exterior. Por tanto, es poco probable que lo ocurrido pueda influir en algo”, destacó Espinoza.
Por otro lado, los grandes medios de comunicación hegemónicos se hacen eco de los grupos de oposición, quienes le insisten a la OEA que le aplique la carta democrática interamericana a Nicaragua.
En ese sentido, expertos en el tema afirman que este artificio siempre lo tratan de usar para confundir a las personas en el país centroamericano, por ello, es posible que sigan insistiendo con ese tipo de mecanismos.
“Cuando le preguntas a alguien en la calle que van a aplicar la carta democrática puede que algunas personas se asusten, pero en el imaginario popular de los nicaragüenses ya la OEA no nos interesa”, señaló Espinoza.
Al respecto, el diputado a la Asamblea Nacional por el gobernante Frente Sandinista José Figueroa aseguró que la OEA trasciende en la historia como un instrumento de dominación estadounidense calificado por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, como el ministerio de colonias.
En diálogo con Prensa Latina, Figueroa afirmó que el papel histórico del referido organismo es el de castigo, chantaje y presión a aquellos indóciles respecto a la política de Washington.
“Durante la intentona de golpe de Estado en Nicaragua, en 2018, recogieron informes falsos, dudosos y de fuentes no confiables, mediante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para acusarnos de violaciones, cuando nos defendíamos de una maniobra encaminada a la destrucción del país”, argumentó.
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