Silveira pasó la noche en su despacho, tras arribar con una almohada. El legislador Luiz Lima llegó después al lugar con un colchón.
El juez Alexandre de Moraes, del Supremo, ordenó el 16 de febrero detener al adepto de Bolsonaro, capturado por la Policía Federal en la ciudad de Petrópolis, zona serrana de Río de Janeiro.
Según De Moraes, «manifestaciones del parlamentario, por redes sociales, se revelan gravísimas, pues no solo atacan la honorabilidad y constituyen amenaza ilegal a la seguridad de los magistrados del Supremo Tribunal Federal, sino que también se revisten de clara intención de impedir el ejercicio de la judicatura».
En el audiovisual, Silveira también defendió la dictadura militar (1964-1985) y comentó que los magistrados del juzgado superior merecían una paliza. «No tienen carácter, escrúpulos ni moral», apuntó.
Ante tales hechos, fue sancionado por el Consejo de Ética de la Cámara baja, que en julio de 2021 le suspendió su mandato por seis meses, con lo que retomó su actividad legislativa este año.
En noviembre pasado se le impuso libertad provisional y, aunque recibió advertencias de no usar redes sociales o mantener contacto con investigados en el proceso, participó el fin de semana con inquiridos en un acto de grupos ultraconservadores.
De Moraes consideró el suceso como violación de las disposiciones cautelares y ordenó ayer a la Policía colocar una tobillera electrónica al imputado por fomentar actos antidemocráticos y amenazar a las instituciones.
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