Insistió en que su apoyo al plan de autonomía propuesto por Marruecos para el Sáhara Occidental no supone un giro en la política del Ejecutivo, sino «un paso más en el camino iniciado ya en 2007 cuando se presentó y que está en línea con el criterio de Francia, Alemania y Estados Unidos.
Al hablar en el Pleno del Congreso, Sánchez remarcó que en realidad se trata de un rumbo que se inició hace 14 años cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Sin embargo, en las afueras del parlamento, un grupo de manifestantes saharauis protestaron este mediodía, al señalar el giro radical del Gobierno español con el Sáhara Occidental y exigieron al Ejecutivo que respete la libertad del pueblo saharaui a elegir su futuro.
«Es un giro radical que contenta a Marruecos. Es un giro que rompe con el consenso de la política de la izquierda española y no concuerda con el derecho internacional. No tiene en cuenta la voluntad del pueblo saharaui que lleva 46 años y no ha pedido auxilio, ni ha hecho ningún SOS a ningún país», dijo a la prensa el delegado del Frente Polisario en España, Abdula Arabi.
El portavoz de Izquierda Unida (IU) en el Congreso y secretario de Estado para la Agenda 2030, Enrique Santiago, y diputados de Unidas Podemos, ERC, EH Bildu, la Cup, Compromís y Más País, saludaron al grupo saharaui y le expresaron su solidaridad.
«No estoy restando importancia a la decisión que he tomado, la he tomado con plena voluntad de dar un paso adelante», afirmó Sánchez quien refirió que tanto Zapatero como luego Mariano Rajoy.
Sánchez, a petición propia, asistió al hemiciclo para detallar a los parlamentarios pormenores del Consejo Europeo de la semana anterior, la Cumbre de la OTAN y las relaciones con Marruecos, este último punto vinculado directamente a seguir el plan de Rabat respecto al pueblo saharaui.
El Palacio de la Moncloa anunció su apego al plan de Marruecos de autonomía para el Sahara Occidental de 2007, rechazado tajantemente por el Frente Polisario.
Potencia colonial en el Sahara Occidental hasta 1975, España justificó este nuevo paso para lograr con Marruecos controlar la emigración irregular a España, pero mientras se alista para normalizar los lazos con Rabat, las reacciones han sido negativas, en particular de Argelia, y de casi la totalidad de los partidos políticos nacionales.
mem/ft