“Nos trataron con rara humanidad” es el lema del trigésimo sexto viaje al exterior del sumo pontífice, inspirado en las palabras atribuidas por los Hechos de los Apóstoles a San Pedro, quien describió así la ayuda recibida en la isla por él y sus acompañantes al naufragar la barca en que viajaban hacia Roma en el año 60.
Francisco es el tercer papa –después de Juan Pablo II en 1990 y 2001 y Benedicto XVI en 2010- en arribar a este Estado insular de 316 kilómetros cuadrados y 478 mil habitantes situado en el mar Mediterráneo, a 90 kilómetros de la isla italiana de Sicilia y 288 de Túnez.
Tras el recibimiento en el Aeropuerto Internacional de Malta, el pontífice se trasladó al Palacio del Gran Maestro para una visita de cortesía al presidente de la República, George Vella, y encuentros con el primer ministro, Robert Abela y representantes de las autoridades y el cuerpo diplomático.
La primera jornada de la estancia papal concluirá con un encuentro de oración en el Santuario Nacional de “Ta’ Pinu” en la isla de Gozo.
En su Audiencia General de esta semana Francisco expresó que, entre otras cosas, este viaje será una ocasión para encontrarse con los habitantes de un país situado en el centro del Mediterráneo y el sur del continente europeo, “comprometido hoy, una vez más, con la acogida de tantas hermanas y hermanos en busca de refugio”.
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