Al intervenir en un encuentro con migrantes en el centro “Juan XXIII Laboratorio de Paz”, en la localidad de Hal Far, el sumo pontífice señaló que el naufragio es una experiencia vivida por gran cantidad de hombres, mujeres y niños durante años en el mar Mediterráneo.
Pero hay otro naufragio que tiene lugar mientras ocurren estos hechos: es el naufragio de la civilización, que amenaza no sólo a los refugiados, sino a todos nosotros, indicó.
¿Cómo podemos salvarnos de este naufragio que amenaza con hundir la nave de nuestra civilización?, preguntó Francisco quien a continuación expresó: “Comportándonos con humanidad”.
En ese sentido, instó a mirar las personas “no como números”, sino como “rostros, historias, sencillamente hombres y mujeres, hermanos y hermanas. Y pensando que en el lugar de esa persona que veo en una embarcación en el mar, a través de la televisión de una foto, podría estar yo, mi hijo o mi hija”.
Vuestras historias evocan las de miles y miles de personas que en estos últimos días se han visto forzadas a huir de Ucrania a causa del conflicto, apuntó el pontífice al mencionar también a otras obligadas a emigrar buscando un lugar seguro en Asia, África y las Américas.
Con este encuentro concluyó la segunda y última jornada de la visita apostólica a Malta, durante la cual el papa visitó la Gruta de San Pablo, en la basílica que lleva su nombre, en la localidad de Rabat, celebró una misa y rezó el Ángelus ante unas 20 mil personas, en Floriana.
Francisco realizó la víspera una visita de cortesía al presidente de la República, George Vela, y sostuvo encuentros con el primer ministro, Robert Abela, y representantes de las autoridades y el cuerpo diplomático, además de otro, de oración, en el Santuario Nacional de “Ta’ Pinu”, en la isla de Gozo.
Acogida y hospitalidad a los migrantes fueron los temas centrales de la estancia papal en este Estado insular de 316 kilómetros cuadrados y 478 mil habitantes situado en el mar Mediterráneo, a 90 kilómetros de la isla italiana de Sicilia y 288 de Túnez.
“Nos trataron con rara humanidad” fue el lema del trigésimo sexto viaje al exterior del sumo pontífice, inspirado en las palabras atribuidas por los Hechos de los Apóstoles a San Pablo,quien describió así la ayuda recibida en la isla por él y sus acompañantes al naufragar la barca en que viajaban hacia Roma en el año 60.
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