La ley, que fue aprobada por el 100 por ciento de los senadores, reautoriza las sanciones de la Ley Magnitsky, creada por Washington en 2012 para sancionar a aquellas naciones que Estados Unidos considere “corruptos” y que “violan los derechos humanos”.
De acuerdo con la publicación The Hill, la norma recién aprobada es la primera que se crea relacionada con Ucrania y que se somete a votación nominal desde que los legisladores aprobaran el mes pasado miles de millones en ayuda a Kiev.
Se espera que pasen este jueves otro proyecto de ley para prohibir también las importaciones de petróleo ruso.
La decisión ocurrió poco después de que la administración del presidente Joe Biden anunciara una nueva oleada de sanciones contra Moscú, esta vez contra los dos mayores bancos de ese país y las hijas del mandatario ruso, Vladimir Putin, y el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov.
Las hostilidades contra Moscú se agudizaron luego de que los medios occidentales difundieran imágenes de una matanza supuestamente perpetrada por las tropas rusas en Bucha, una ciudad ucraniana cercana a la capital, una información desmentida por Moscú.
En varias comparecencias, Biden insistió que Rusia había cometido crímenes de guerra y llamó al suceso de Bucha «un genocidio, y Putin es culpable de ello».
De acuerdo con el Kremlin, sus soldados no son responsables por ese incidente, sino que se trata de una nueva provocación y calumnia del líder ucraniano, Volodímir Zelensky.
En una intervención reciente ante la Duma Estatal (Cámara Baja del Parlamento de Rusia), el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, aseguró que los esfuerzos de Washington por sofocar la economía de su país serán en vano.
Subrayó que sanciones como las aplicadas en estos momentos contra la nación euroasiática no fueron impuestas ni siquiera en los años más oscuros de la Guerra Fría, no obstante, los esfuerzos conjuntos lograrán prevenir el colapso y preservar la confianza de los ciudadanos rusos. acl/age