La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la fecha en homenaje al aniversario de James Parkinson, neurólogo británico que en 1817 descubrió lo que en aquel tiempo llamó parálisis agitante.
En su trabajo médico Essay on the shaking palsy (Ensayo sobre la parálisis temblorosa), el experto lo caracterizó como “movimientos involuntarios de carácter tembloroso, con disminución de la fuerza muscular que afectan a partes están en reposo e incluso provocan una tendencia a la inclinación del cuerpo hacia delante con una forma de caminar a pasos cortos y rápidos. Los sentidos y el intelecto permanecen inalterados”.
El Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, luego del Alzhéimer, y sus síntomas aparecen de forma progresiva con la afectación de algunas zonas del cuerpo como las manos, los brazos, las piernas y la cara.
Luego se extiende a todo el cuerpo para causar rigidez motora, temblores, problemas de equilibrio y coordinación.
De acuerdo a la OMS, la enfermedad afecta a una de cada 100 personas mayores de 60 años y del 20 al 40 por ciento de los pacientes presentan depresión, como un síntoma precoz.
Se estima que para 2030 habrá unos 12 millones de pacientes con Parkinson, patología que suele diagnosticarse alrededor de los 55 a 60 años, aunque existen casos en otras edades.
Por su parte, la Asociación Europea de la Enfermedad de Parkinson estima que más de seis millones de personas en el mundo padecen de ese mal.
En la actualidad la enfermedad no tiene cura, pero sí existen tratamientos para controlarla eficazmente o mejorar lo síntomas.
Una vez establecido el diagnóstico clínico se debe decidir si se trata o no, el tipo de terapia más indicada y el fármaco adecuado.
Recientemente un equipo de expertos descubrió que la pérdida de audición y la epilepsia son características tempranas de la enfermedad de Parkinson.
Según la revista JAMA Neurology, es importante que los médicos de atención primaria sean conscientes de estos vínculos pues fueron descubiertos 10 años antes de lo esperado en pacientes con ese padecimiento.
La literatura médica indica que algunos casos de Parkinson son genéticos, pero la mayoría no parece darse entre miembros de una misma familia.
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