El barrio Mashrabien en la antigua ciudad de Damasco acoge la exposición que lleva nombre «Érase una Vez… Ventana», donde las obras adornan las callejuelas y casas damascenas en una plena armonía entre el arte y el lugar.
Teníamos planeado hacer esta exposición hace 12 años, pero la guerra detuvo nuestro proyecto y ahora soltamos las cientos de palomas que hemos guardado, declaró Bouzeina al-Ali, profesora de la Facultad de Bellas Artes y creadora del proyecto.
Sobre la elección de esta ave, reveló que la utilizó porque simboliza la ciudad de Damasco, la paz y el amor, y logra transmitir el mensaje al mundo de los jóvenes que vivieron el dolor de la guerra y anhelan la paz.
Según el director de Bellas Artes en el Ministerio de Cultura, Wassim Abdul Hamid, es un fenómeno artístico excepcional en el que 15 creadores compartieron sus historias con obras de arte únicas y una extraña presentación de la realidad.
En declaraciones a Prensa Latina, la artista Dana Salama, explicó que inspiró su obra 3D de los conceptos de diferencia y contradicción en la vida, utilizando palomas y cuervos para transmitir la idea de que los individuos con opiniones diferentes a veces son rechazados en su entorno, aunque tengan rasgos positivos.
Mientras Jumana Murtada dice que trató mediante las formas y colores que empleó en su obra, que el receptor sienta lo mismo que ella y ofrecer un toque de pureza, optimismo y esperanza.
Las secuelas de la guerra fueron reflejadas también en otras obras cuyo componente principal son las palomas rotas o atrapadas en redes y palos en una simulación de los efectos negativos de 11 años de guerra.
A pesar de la dura realidad del conflicto y sus secuelas, los artistas tratan, según afirman, de transmitir un mensaje sobre su sueño de que su nación vuelva a ser un oasis de amor, paz y pureza.
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