“Con el fuego de represalia de los guardias fronterizos rusos, los puntos de disparo fueron suprimidos y no hubo víctimas ni daños de nuestro lado”, comunicaron a través de la red social VK.
El pasado 11 de abril el gobernador de esa región, Román Starovoi, declaró el nivel amarillo, correspondiente a un alto nivel de amenaza terrorista, debido a posibles provocaciones de los ultranacionalistas ucranianos.
Asimismo, pidió a la población mantenerse atenta, prestar atención a las bolsas abandonadas en lugares públicos y reportar sobre ciudadanos o grupos de personas sospechosas.
“Se establecieron puestos de control de observación en el territorio de la región, donde se ubicarán militares y policías, se intensificó el patrullaje de los asentamientos. Les pido que mantengan la calma y ayuden a nuestros servicios especiales”, apuntó Starovoit.
El pasado 9 de abril un puesto fronterizo cerca del poblado de Elizavétovka, en distrito de Glushkovsky, de la región de Kursk, fue atacado con disparos de morteros desde Ucrania, sin que se reportaran víctimas, según un informe militar.
Rusia inició el pasado 24 de febrero una operación militar especial en Ucrania, luego que las autoridades de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk le solicitaran ayuda para repeler el aumento de la agresión y los intensos bombardeos por parte de Kiev.
Antes, Moscú reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con sus líderes, los cuales incluyeron el establecimiento de relaciones diplomáticas y la ayuda militar.
En un discurso para informar sobre el inicio de la operación, el presidente Vladímir Putin afirmó que el objetivo es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio de Kiev durante los últimos ocho años, además de “desmilitarizar” y “desnazificar” Ucrania.
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