“El gobierno interino de Afganistán es responsable de mantener la plena seguridad de las misiones diplomáticas de Teherán y, por lo tanto, debería proporcionar explicaciones sobre los ataques a la embajada iraní en Kabul y su consulado en Herat”, declaró.
Amir Abdolahian sostuvo conversaciones telefónicas separadas con Bahador Amininan, embajador iraní en Kabul, y Mohamad Sediqifar, el cónsul general en Herat, para esclarecer los hechos.
Actos vandálicos fueron protagonizados por grupos de personas frente la embajada de Irán en Kabul (capital afgana) y el consulado de este país en Herat (oeste), según precisó el titular de la cartera diplomática.
Irán criticó a los gobernantes de esa nación centroasiática por no adoptar las medidas necesarias para garantizar la seguridad de las misiones diplomáticas persas, recordando que esa es una responsabilidad del país anfitrión. En tanto, el ministro del Interior de Irán, Ahmad Vahidi, alertó que esos ataques formaban parte de «un plan enemigo con el objetivo de fomentar la discordia entre los dos Estados vecinos», e instó a los funcionarios afganos a estar alertas ante esas conspiraciones.
Vahidi remarcó las buenas relaciones de Teherán y Kabul. “Irán siempre ha sido un buen anfitrión para los refugiados afganos”, sostuvo el titular en declaraciones a la prensa local.
La Cancillería de Irán convocó al encargado de negocios de Afganistán en la capital persa para comunicarle la suspensión de sus servicios consulares y trasladarle “la enérgica protesta” por los referidos ataques.
El gobierno iraní también pidió que se inicien procedimientos legales contra los responsables de los asaltos.
Ambos países mantienen relaciones que se remontan a un tratado de amistad rubricado en 1921, luego en 1935 se consolidaron los nexos durante el reinado del Rey Zahir Shah y el Sha de Irán Reza Shah Pahlavi.
Con posterioridad existieron diferencias en temas particulares como las aguas del río Helmand, pero por lo general los lazos perduran.
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