“Solo en los últimos años, Washington gastó más de 350 millones de dólares en proyectos del Centro de Ciencia y Tecnología de Ucrania”, indicó el jefe de las fuerzas de defensa radiológica, química y biológica rusas, Ígor Kirílov.
Aclaró que los departamentos de Estado y de Defensa de Estados Unidos son los clientes y patrocinadores de esa institución ucraniana, que también recibe ingresos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente y de los departamentos de Agricultura, Salud y Energía norteamericanos.
Citó un documento del 11 de marzo pasado, elaborado por los financistas del centro, que llamó la atención sobre un éxodo de desarrolladores de sistemas vectores y armamentos avanzados que trabajaban para instituciones ucranianas, así como de expertos en la creación de armas biológicas, radiológicas, químicas y nucleares.
Según el texto, “Los especialistas mejor formados y con experiencia en materiales y tecnologías de doble uso (entre mil y cuatro mil de ellos) se encontraron en circunstancias profesionales y financieras desfavorables”.
Mencionó que tal situación los hace vulnerables a la deserción a otros Estados para participar en programas de desarrollo de armas de destrucción masiva, vectores y otras.
En opinión de Kirílov, Washington reconoció que los expertos ucranianos realizaron trabajos de desarrollo de sistemas vectores y uso de armas de destrucción masiva y consideró apropiado seguir financiándolos.
Durante su intervención, advirtió que los laboratorios de Ucrania, bajo la supervisión de los científicos estadounidenses, estudiaron la posibilidad de la propagación del cólera, la fiebre tifoidea y la hepatitis a través de las vías fluviales.
Para tales fines, dijo, tomaron muestras de agua de manera sistemática en varios grandes ríos de Ucrania como el Dniéper, el Danubio, el Dniéster, así como en el canal de Crimea del Norte, con el fin de establecer la presencia de patógenos especialmente peligrosos.
Explicó que también, durante este proyecto, fueron evaluadas las características dañinas de las muestras seleccionadas, cepas que fueron trasladadas a Estados Unidos.
Kirílov denunció que, según evidencias halladas, científicos estadounidenses realizaron pruebas de medicamentos biológicos potencialmente peligrosos en pacientes del hospital psiquiátrico clínico número 3 en la ciudad ucraniana de Merefa, en la región de Járkov, entre 2019 y 2021.
Advirtió que personas con trastornos mentales fueron seleccionadas para los experimentos teniendo en cuenta su edad, nacionalidad y estado inmunológico.
“En formularios especiales se tuvo en cuenta el resultado del seguimiento continuo del estado de los pacientes. La información no se ingresó en la base de datos del hospital, el personal de la institución médica firmó un acuerdo de confidencialidad”, apuntó.
Alertó también que las autoridades ucranianas, a través de organizaciones intermediarias, compraron en enero de 2022 más de 50 drones que pueden utilizarse para esparcir productos químicos tóxicos.
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