«Al lado de tantas madres como ella, hasta sus 95 años Rosario fue escuela viviente en la lucha por encontrar a las víctimas de tan asquerosa práctica y en la defensa de los derechos humanos», aseguró el abogado Benjamín Cuellar.
El exdirector del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana aseguró que Piedra inspiró a varias generaciones, y con su fallecimiento seguirá siendo un referente para toda la humanidad.
«Por eso nunca descansará, como lo hizo en vida, en paz», enfatizó Cuéllar, uno de los impulsores de la demanda que condujo a la derogación en 2016 de la Ley de Amnistía que amparó a quienes cometieron crímenes de guerra durante el conflicto armado (1980-1992).
Nacida el 24 de febrero de 1927 en Saltillo, Coahuila, Piedra fue fundadora del Comité Eureka, una de las primeras organizaciones de madres, padres y familiares de desaparecidos.
La desaparición forzosa de su hijo Jesús Piedra Ibarra, tras una detención ilegal en 1974, la llevó a una liderar una lucha en defensa de los derechos humanos, por el que fue nominada al Nobel de la Paz en 1986, 1987, 1989 y 2006, aunque nunca se lo concedieron.
Candidata a la presidencia de México en 1982 y 1988, respaldó las campañas de Cuauhtémoc Cárdenas y del actual mandatario Andres Manuel López Obrador, quien lamentó su deceso.
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