Testimonios recogidos en 23 visitas a instalaciones del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescentes, a cargo de esta población etaria delictiva, aparecen en un informe que se presentará ante el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas.
El texto al que tuvo acceso el periódico digital La Diaria constató “casos de tratos crueles, inhumanos y degradantes” y señaló que “el sistema se encuentra signado por la lógica premio-castigo” en la que se registraron “prácticas de encierro compulsivo de entre 21 y 23 horas por día”.
Investigadores de Serpaj recogieron quejas de golpizas y observaron también un “alto número de intentos de autoeliminación”, más adolescentes que camas disponibles, ratones y ratas, personas con “quemaduras graves” de agua caliente sin recibir la atención médica reclamada.
En las conclusiones por el cierre de los dos centros criticados se enfatizó en la falta de profesionales y de medidas socioeducativas para una población que “queda supeditada a las medidas de seguridad”.
La fundación Serpaj data de marzo de 1981 durante la dictadura, cuando desarrolló una activa campaña contra el régimen militar y en apoyo a familiares de detenidos desaparecidos hasta que fue prohibida por las autoridades de facto.
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