Tal procedimiento disciplinario contra el parlamentario se basó en una publicación del mes pasado en la que se burla de los martirios sufridos por la columnista Miriam Leitão, de O Globo, durante el régimen castrense.
Detenida en 1972 estando embarazada, Leitão relató que, entre las torturas que sufrió, fue encerrada desnuda en una habitación en la cual había una víbora.
Por aquel momento, el descendiente de Bolsonaro escribió: «Todavía me da pena la serpiente», en referencia a uno de los métodos empleados por los torturadores de la periodista.
Los pedidos de renuncia contra el legislador fueron presentados por los partidos de los Trabajadores, Comunista de Brasil, Socialismo y Libertad, y la formación Red de Sustentabilidad.
Durante la sesión del Consejo de este miércoles, el diputado no asistió y aun no se ha elegido al ponente del caso.
En un anterior proceso a Eduardo Bolsonaro se le acusa de romper el decoro parlamentario al criticar la cobertura mediática del uso de máscaras protectoras en la lucha contra la Covid-19.
También por quebrantar el comedimiento legislativo cuando se refirió el año pasado, con discursos sexistas, a las diputadas que estaban en la Comisión de Constitución y Justicia.
El Consejo de Ética debe decidir si las acciones proceden en la Cámara de Diputados.
Creada en 2001, la junta se encarga de establecer procedimientos disciplinarios para investigar la conducta de los parlamentarios en caso de presunta violación del pundonor.
Las sanciones van desde la censura (verbal o escrita) hasta la pérdida del mandato.
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