El Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (Inpe) reveló que entre el 1 y 29 de abril hubo mil 12,5 kilómetros cuadrados (km2) de alertas de destrucción en la mayor selva tropical del mundo, lo cual supone una variación del 74,6 por ciento en comparación con al mismo periodo del calendario pasado.
Las mediciones son realizadas por el Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (Deter) y con este de abril son tres los récords mensuales del año, pues también se notificaron las más altas cotas en enero y febrero.
Deter produce señales diarias de los cambios en la cubierta forestal para zonas de más de tres hectáreas (0,03 km²), tanto para las totalmente deforestadas como para las que sufren procesos de degradación por la exploración de madera, la minería, la quema y otros.
A la llamada Amazonia Legal corresponde al 59 por ciento del territorio brasileño y abarca el área de ocho estados (Acre, Amapá, Amazonas, Mato Grosso, Pará, Rondônia, Roraima y Tocantins) y parte de Maranhão.
El desastre de la Amazonia en los primeros cuatro meses del año alcanzó asimismo una marca de mil 954 km2 para la etapa, una escalada del 69 por ciento respecto el mismo ciclo de 2021.
Según Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, «la causa de este récord tiene nombre y apellido: Jair Messias Bolsonaro».
Su gobierno, denunció, «es el mayor y mejor aliado que ha tenido el crimen ambiental en este país».
El gigante suramericano enfrenta una intensa presión internacional, encabezada por Estados Unidos, para que frene la destrucción de la Amazonia, la cual desempeña un papel clave en el cambio climático.
La deforestación es la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero en Brasil, que contribuyen al calentamiento global, y la preservación de la floresta resulta absolutamente crucial para el mantenimiento de los procesos biológicos y climáticos que traen la lluvia a las regiones del medio oeste y el sudeste.
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