Desde su juventud se preparó para captar y comprender los secretos de la naturaleza, y ya a los 30 años de edad renunció a las comodidades familiares para embarcarse, a partir de una herencia, en su primer y más importante viaje: un lustro por varios países de este continente.
Recorrió entre 1799 y 1804 en tres etapas Cumaná y Caracas, La Esmeralda y el río Casiquiare, luego de Bogotá a Quito por los Andes, y la última Nueva España, territorios apenas investigados en aquella época, al ser ello privilegio de militares y religiosos españoles.
Logró coleccionar extractos de material botánico y especies biológicas, evaluó las corrientes oceánicas de la costa occidental de Sudamérica, los volcanes, registró sus erupciones, midió el descenso en la intensidad magnética, según iba de los polos hacia el Ecuador, así como el índice de la caída de temperatura con la altitud.
Observó una lluvia de meteoritos y con su informe promovió el interés por tal fenómeno, escribió acerca de las antigüedades indígenas e introdujo en Europa los poderes fertilizantes del guano peruano.
De acuerdo con los apuntes recogidos, se percató primero que nadie de la factibilidad del Canal de Panamá. En territorio ecuatoriano escaló el volcán Chimborazo de seis mil 310 metros de altitud, récord solo mejorado una generación después.
Humboldt llegó dos veces a la mayor isla del Caribe, del 19 de diciembre de 1800 hasta el 15 de marzo de 1801 y en abril de 1804 arribó de nuevo para permanecer apenas por un mes, y así amplió sus conocimientos de geografía, comunicaciones, flora, fauna, topografía, clima, entre otras.
El cubano José de la Luz y Caballero reconoció sus aportes y lo calificó de “segundo descubridor de Cuba”, mientras influyó en contemporáneos como Charles Darwin, Thomas Jefferson, Johann Wolfgang von Goethe y tanto en Simón Bolívar que este le llamó «el descubridor del Nuevo Mundo».
El padre del ambientalismo, la ecología, la geografía… primero en hablar del cambio climático, la biología como un todo, autor, por citar algunas obras, de Cuadros de la naturaleza (1807) y Cosmos (1845-58), pervive en una amplia lista de lugares, recursos naturales, animales y plantas.
En la región americana llevan su apellido una corriente junto a la costa de Chile y Perú, un pico en Venezuela, un río en Brasil, una sierra en México, una bahía en Colombia, un parque nacional en Cuba y el pingüino de Humboldt.
Cada 6 de mayo buena parte del planeta reivindica su importancia en la historia, la vida de este intelectual inmenso, ejemplo de los más insignes de voluntad científica, de aportes imborrables, sobretodo, para América Latina.
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